Reportaje: https://www.eleconomista.es
El portacontenedores Ever Given puso en vilo el comercio mundial hace dos meses al encallar y bloquear por completo el paso por Canal de Suez. Un tapón que amenazó con provocar un colapso global del transporte marítimo al sumarse a otro quebradero de cabeza para muchas compañías desde hace meses: la escasez de contenedores marítimos vacíos.
Estos grandes cajones metálicos que pueden viajar en barco, tren y camión se han erigido en la pieza básica del transporte de mercancías y su escasez con el repunte de la actividad económica tras el parón por el coronavirus los ha convertido en un codiciado objeto de deseo.
La mayor naviera mundial, Maersk, ha puesto en marcha la compra de 260.000 nuevos contenedores en lo que va de año, mientras que su rival Hapag-Lloyd anunció en abril la adquisición de 150.000 contenedores por cerca de 460 millones de euros y la semana pasada amplió ese pedido en otros 60.000 TEU -la unidad estándar internacional para el contenedor de veinte pies-.
Una fiebre que, sin embargo, no llega a los escasos fabricantes españoles que siguen dedicados al contenedor, como la zaragozana Eurocontainer. «Después de subir de precio, un contenedor TEU vale hoy 2.000 euros en el mercado internacional. De los 2.200 kilos que pesa uno de esos contenedores vacíos, 2.000 kilos son de acero. Solo el coste de ese material en España es de 3.000 euros, es imposible competir», explica su director general, Javier Casero, que tiene más de 30 años de experiencia en el sector. «La gran pregunta es como lo consiguen los chinos», asegura el empresario, que tras pasar por distintos fabricantes fundó Eurocontainer en 2010.
Su empresa apostó hace años por centrarse en contenedores especiales y a medida. «El contenedor estándar era un producto con muy poco valor añadido. Para sobrevivir apostamos por desarrollar productos que aportan más valor», comenta. Por eso sus volúmenes de fabricación, con 1.500 unidades al año, no tienen nada que ver con las series que contratan las navieras y los que se fabrican en Asia.
La empresa aragonesa hoy cuenta con 125 trabajadores y cuatro centros de trabajo. Pese a no haber podido aprovechar el tirón de la demanda internacional de los TEU, la compañía creció en 2020 hasta los 12 millones de euros de facturación y para este año prevé alcanzar los 15 millones, según su director general.
Entre sus clientes mantiene a navieras españolas, como Boluda y JSV, a los que suministra equipos especiales para los tráficos con Canarias. «Como hay que llevar de todo, desde paja para el ganado a vidrio, las necesidades son muy variadas y eso nos permitió especializarnos en contenedores muy distintos».
Otro de sus grandes éxitos ha sido un equipo diseñado especialmente para transportar betún asfáltico que se exporta de Europa a África para la construcción de carreteras. Pero en su catálogo también hay grandes cajas metálicas a medida para el sector textil, para baterías de coche y para equipos de energías renovables, uno de los sectores que más ha incrementado su demanda de la firma durante estos años.
El desarrollo de proyectos a medida para otros usos también ha hecho que el transporte marítimo ya suponga menos del 50% de negocio de Eurocontainer. «Un contenedor hoy en día tiene muchos otros usos en tierra. Nosotros también fabricamos para otras compañías que los utilizan y equipan para equipos electrógenos o ahora para todo tipo de instalaciones móviles», añade Casero.
Esta es la fórmula con la que el fabricante español ha logrado mantener viva su rentabilidad. Sus contenedores especiales se venden a unos precios que pueden oscilar entre 6.000 y 35.000 euros, en función de las dimensiones y las características.
Efectos secundarios
Además de haber sufrido el alza de precios de las materias primas en el acero y también en la madera, y de haber tenido que hacer acopio de abastecimiento, Eurocontainer empieza a notar indirectamente los problemas de suministro de algunos componentes por el efecto en sus clientes.
«Se nos han caído proyectos porque sigue la incertidumbre y los problemas de suministro están afectando a algunos clientes que al no poder fabricar pedidos también paran la compra de equipos», reconoce Casero.
Del Ejército a ‘data center’
«Con la pandemia solo paramos un día por la incertidumbre de si éramos o no actividad esencial», recuerda Javier Casero. Una duda que enseguida se resolvió, entre otras razones porque en ese momento estaban fabricando contenedores para el Ejército. Entre los productos que ahora más fabrica se encuentran contenedores para los equipos de plantas de renovables y baterías de almacenamiento. Los últimos en sumarse son los contenedores para ‘data center’ móviles.